Aprenderé a ser agua, piedra, aceite… algún día


En el Club de los Libros Perdidos leí que este proverbio japonés significa:

Si te odian, ama.

Difícil es aprender la ataraxia, la habilidad de no turbarse que los estoicos adquieren con disciplina perseverante.

En sus Meditaciones, el emperador y filósofo romano Marco Aurelio anotó estoicamente para nosotros, los aprendices del estoicismo:

«No deja de sorprenderme el hecho de que, aunque nos queremos más que a otras personas, valoramos más sus opiniones que las nuestras propias»

Más certero, el filósofo griego estoico Epicteto nos dejó la valiosa enseñanza de que la ofensa solo existe si nosotros la interpretamos como injuria. Por eso cuestionaba a sus discípulos:

«¿Acaso las piedras se sentirían ofendidas ante el mayor de los ataques verbales?»

Mi memoria me trae también aquella lectura sobre el budismo y su invitación a aprender el arte de la impasibilidad, de no reaccionar, no turbarse:
«Sé como una hoja al viento»

Mi padre, con la sabiduría de sus 72 años de vida,  nos dice lo mismo con otra frase, sencilla pero igual de valiosa:
«Haz que todo se te resbale, como si te hubieras bañado de aceite»

Todos ellos nos recomiendan, en fin: Serenidad, imperturbabilidad, impasibilidad, indiferencia.